LA UNIÓ de Llauradors denuncia un nuevo fraude al consumidor al etiquetar Orri por Nadorcott en una gran superficie

LA UNIO - 04 Apr, 2018

Son dos variedades distintas y los agricultores pagan unos royalties muy elevados por producir y comercializar, sobre todo por la Orri que además no tiene semillas

LA UNIÓ de Llauradors, en la línea de la campaña de denuncia que lleva a cabo sobre los abusos comerciales de la gran distribución, ha detectado por enésima vez otro presunto fraude al consumidor con el etiquetado erróneo de variedades de cítricos. En este caso se trata de mandarinas de la variedad Orri, por la que los citricultores pagan los royalties más altos de nuestra citricultura, y que se venden en estos momentos en los lineales de una gran superficie -como es Carrefour- como variedad Nadorcott.

Cabe señalar que la Orri y la Nadorcott son dos variedades diferentes sujetas ambas a licencia de plantación y comercialización (royalties) que deben pagar los citricultores para poder plantar y comercializar. Royalties que, por otra parte, no son baratos y que en el caso de la primera variedad suponen alrededor de unos 37.500 € por hectárea más uno fijo por kilo comercializado. Para LA UNIÓ un mal etiquetado es, presuntamente, un fraude al consumidor puesto que la Nadorcott es una variedad de mandarina con presencia de semillas, que no tiene la variedad Orri y que convierte a esta última comercialmente más atractiva para el consumidor.

Una prueba de lo anterior son los precios de una y otra. Las últimas cotizaciones en origen de la Conselleria de Agricultura revelan que el precio percibido por el productor de Orri se sitúa en 1 €/Kg, mientras que por la Nadorcott es de 0,60 €/kg, por lo tanto es inferior en un 40%. Esta diferencia no es casual ni puntual, sino que corresponde a la calidad que existe entre una y otra variedad.

Con esta estrategia de confusión se daña la imagen de nuestra citricultura, ya que como consecuencia directa se quita valor al producto, pero también se maltrata al consumidor que ya empezaba a tener la referencia de la Orri como el producto estrella de nuestra citricultura y ahora se le confunde.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el agricultor que desea adquirir una licencia para cultivar Orri, ha de pagar durante los dos primeros años una cantidad de 3 céntimos de €/kg de fruta y a partir del tercer año 2 céntimos de €/kg producido para, tal y como especifica el contrato que se firma, financiar a la ORC (Orri Running Committee- Asociación sin ánimo de lucro que tiene por objetivo el control, defensa y promoción de la variedad Orri ), sufragar el sistema de control, defensa legal, protección y promoción de la variedad, así como el sistema de identificación y protección de la variedad, según acuerdo entre PPMB, TEO y AVA-ASAJA.

La mayor preocupación para LA UNIÓ, en su misión de defensa de los productores de la Comunitat Valenciana, es precisamente esto porque “pensamos que los productores de la variedad Orri están pagando por un servicio que, como se ha vuelto a demostrar, no está funcionando y habría que revisar si el objeto real de estos pagos que realizan los citricultores son realmente para ese control o para otros objetivos que sólo las organizaciones firmantes conocen”.

LA UNIÓ ve intolerable e injusto así q que “los citricultores valencianos paguen por un servicio que no funciona y que tenga que ser esta Organización Profesional Agraria la que haga el trabajo y vele por sus intereses, cuando los que cobran por ello no lo hacen, tal y como se puede comprobar”. En este sentido, LA UNIÓ ya denunció el año pasado que se estaban comercializando en nuestro territorio mandarinas de la variedad Orri de origen israelí etiquetadas como españolas, aunque de peor calidad que las nuestras.

LA UNIÓ ha remitido sendos escritos al Director General de Comercio y Consumo, Natxo Costa, y al Director General de Agricultura, Roger Llanes, para denunciar el presunto fraude, que se investigue y se proceda a emprender las acciones oportunas.